Siete y cuarto de la mañana,hay momentos que el tiempo esta en contra de dos cosas: 1) llegar a tiempo. 2) querer seguir durmiendo.
Aunque no tiene mucho sentido seguir poniéndose de pie. Cuando levantarse implica vivir; encuentro interesante como la pared desde esta perspectiva tiene una transgresión decorativa tenue. Tal vez por la ausencia o por las goteras, que justamente dan a un costado de mi lado izquierdo. Aun que el tiempo deje de transcurrir, dejo de levantarme; para poder integrar esa imagen del techo; insisto, no llueve, ni vecinos arriba.
Ok!
Un pie, para sentir la presencia de tierra, el otro se enreda en la sabana, buscando una alternativa para no proceder el segundo movimiento. Esa mancha tiene forma de todo menos de tortuga, sueño despierto con esa tortuga dándome un aventon al mar; pasividad...
El otro a resisntencia se mueve ondeando la sabana, despojándose de lo único que lo podría haber perpetuado a una cama durante el resto de la mañana. Ocho menos diez. Interesante como el tiempo disminuye su paso por la culpa de seguir el proceso de levantamiento, pero sigo estando enamorado de la posición vertical de mi espalda y diagonal de mis piernas. Sigue el torso, Demonios, el lado derecho tomo una temperatura a menos grados de satisfacción (helado).
Es curioso solo imaginar que la intensión de levantarse es sólo un motivo de necesidad, nunca de gusto; pero qué se le va hacer, se vive con eso; muy a mi pesar. Lo bueno que tengo que estar a diez para las nueve, aun el tiempo a mi favor. Y solo de pensar que restarle tiempo a la cama para sumárselos al desayuno, es inaudito, deberíamos suprimir el proceso de "desayuno" para poder estar más tiempo descansando. Pero!
Torso paralelo, y eso que aun no comienzo con los ojos!
El tiempo es curioso, que se alente mientras más le suplico a mi cuerpo que se levante, Chin!! ese reloj no sirve. Diez am. Tarde de nuevo.
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