El recuerdo solamente se percata de instantes, y qué no es la vida sino eso, si solo eso me ata a la trágica nostalgia de un momento que se esfumo. Un eco nos acaricia y nos hace vernos de frente y nos reconocemos, veo tus manos un poco teñidas de descuido y tú ves las mías sucias, maltrechas, tuyas sin mí, mías sin ti. Entonces el reojo nos traiciona al transbordar en la realidad, perdiendo el hilo de la antesala de un instante.
Cuando el instante percatado de recuerdos me hace la situación llamada vida en solamente ataduras fictas, como esa que se hace llamar pasión ó aquella nombrada ambición, esa apodada lujuria o la más temida de todas…miedo. Hace tu silueta mas sinuosa de lo común, cosa que puedo deducir que los baches llenos de personas que solamente te señalan la caída libre. Y se dibuja una mirada penetrante entre mi nariz, la boca… ¿y mi barbilla, y mis ojos, y mi frente, y mi cicatriz?
No hay tiempo que exista sin ataduras, no hay razón alguna para seguir perdidos en tantas cosas si no hacemos nada, si nada es lo que logramos hacer. Un camino se toma, un camino se sigue; y no hay razón que pueda apegarme más a la “realidad” que el hecho de saber que algún día tú fuiste en mi lo que yo nunca fui en ti…un recuerdo. Mis palabras se diluyen en el silencio y tú en el fondo de un vaso de aguarrás, mismo que me dijiste en el momento de querer recordarte, mismo que hice al olvidarte un día tras otro.
Entonces en una conspiración donde todo puede ser simplemente una odisea que dura un minuto, treinta y siete segundos y un puño de centésimos, una eternidad. Para podernos ver de nuevo, ahora ya no son maltrechas las manos, ahora es la mirada cansada, las grietas de las manos ya son invisibles y no se nota donde empieza la felicidad y termina la costumbre, simplemente se vislumbra nostalgia y un penetrante hedor a olvido, con secuelas de golpes y moretes de lagrimas. En un sinfín de caricias que se hacen menos eternas, no es el amor el que acaba; ése solo cambia de lugar; son los olores re-mezclados con amargura, llanto y un poquito de pudor; son las noches que pasamos en vela y los días que pasaste soñando; es simplemente la constante que toma rumbo contrario o es simple y sencillamente tú o yo. Siendo el norte de mi sur.
Un susurro es la fe de lo que no se ve, es creer lo que no se puede a veces ni tocar, es la esencia de lo que parece irreal; pero muchas veces es tan real como lo que vemos, tocamos y sentimos. Es un hecho que tiene que ser permanente, hacer que la coincidencia sea ocasionada, que una mirada no sea un pretexto para esquivarse la presencia. No buscar explicaciones a algo que sabemos, ni creer aquello en lo que no confiamos; la realidad no es lo real, es un destello de lo que nuestra alma trata de mostrarnos, que nuestro corazón trata de externarlo, que nuestra mente trata de explicarnos; pero que nuestro orgullo o los demás tratan de esconderlo.
Siendo así una sola ecuación simplistas y surrealista, y en la búsqueda de un mundo utópico, nos cansamos de creer y nos dejamos llevar por el arroyo de nuestra triste realidad que no es más que la costumbre.
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